sábado, 25 de julio de 2015

Mi milagro

Queridas y queridos lectores del blog:


El 29 de agosto del año pasado, a las ocho de la mañana, hice pipí en un Evatest resignada y muerta de sueño, esperando un negativo bien brillante y acostumbrada a los amagues de la tía colorada que, juraba, se habría demorado un poco más en llegar ese mes. Pero la vida, y los apenas seis días de retraso, me devolvieron un positivo bien fuerte que me llevó a gritar, sorprenderme, agradecer a Dios y a llorar mientras mi marido entraba en el baño a los saltos sin tampoco poder creerlo. ¡ESTABA EMBARAZADA! ¿YO? ¡YO! Na, na. Imposible. Pero sí. Carajo, ¡qué estaba embarazadísima...!

Sé que no lo conté antes y que no lo anticipé, más bien desaparecí y tienen todo el derecho a insultarme. ¿Por qué lo hice? Porque tenía terror a adelantarme y a perder el enorme respeto que supone una noticia de esta naturaleza, más aun con mi historia de búsqueda, de estudios, de intentos y de negativos, de altibajos y de una primera pérdida.

Increíble y milagrosamente, y contra todos los pronósticos, me quedé embarazada de forma natural. Había, por supuesto, tomado clomifeno en meses anteriores para ovular, y si bien lo había conseguido, la tía colorada seguía de visita. Tenía listos los prequirúrjicos para practicarme una laparoscopía en septiembre, porque después de cuatro ciclos con clomifeno y antes de una primera inseminación, mi médico quería asegurarse de que no hubiera endometriosis u otra complicación que no saltara del todo por ecografía y/o hísterosalpingo. La realidad es que para ese entonces, tenía la operación en la cabeza, es la verdad. Estaba muy pero muy entretenida con el temor profundo hacia la anestesia general y a entrar en un quirófano que, a Dios gracias, hasta ese momento no había tenido el agrado de visitar.

Saben qué. Es tan trillado, pero es tan cierto… La vida da revancha. Siempre. Ni bien tuvimos el positivo (que hasta el día de hoy guardo como tesoro y como recuerdo en el cajón de mi mesita de luz y no me importa que me tilden de asquerosa y todas esas pelotudeces) corrimos a la clínica por la beta y sí, efectivamente: 44700. Parecía un sueño, no podía ser, era imposible. Esa chica recientemente embarazada no era yo en realidad, estaba viviendo otra historia, una historia ajena, no podía ser la nuestra… Pero sí, la vida, de nuevo, me enseñó que sí. Que hay un tiempo para las cosas y también para los hijos. Algunas mujeres, millones en realidad, tenemos el sueño de ser mamás algo mucho más complicado que otras, las bendecidas madres tierras, incluso sé que hay diagnósticos más complejos que –a lo mejor- el mío, y sé que aun así luchan como leonas que son y lo logran, porque cuando se quiere de corazón, de verdad, desde el fondo de las entrañas y te levantás todos los días y seguís intentando, te caes (o te hacen caer), pero seguís… lo conseguís. Ya no importa mucho cuándo, cuando hace un tiempo atrás creías que el tiempo sí te importaba. Ya no importa mucho qué, hasta que aparece, y entonces todo cambia.

El 25 de abril de 2015, a las 2:30 de la mañana y después de 38.5 semanas de embarazo, un embarazo que cuidé entre algodones y disfruté como jamás imaginé en mi puta vida, nació mi precioso, soñado y tan esperado hijo. Una verdadera bendición del cielo. Fue un parto difícil, no por mí, sino por él. Había meconio en la bolsa y nació con bajo peso. Pero salió adelante, yo me recuperé muy bien y él ganó y está ganado el peso que –no sé sabe aún bien por qué- no ganó en la panza. Creen que se debe, seguramente, a un tema de insuficiencia placentaria, porque de hecho mi placenta era algo pequeña para la edad gestacional a la que había llegado y tenía un hematoma. Si bien me cuidé como nadie, descansé y tomé absolutamente todo lo que indicó mi médico, no sufrí de presión alta o preeclampsia y hasta por las dudas dejé la sal, no fue suficiente. O sí. Siempre hay por lo menos dos formas de ver las cosas.

Pasada la cesárea, mi obstetra reconoció que se confió de más, que jamás sospechó nada raro porque los análisis daban bien, y las ecografías y revisaciones correspondientes a cada trimestre también. Me hice absolutamente todos los estudios que me indicaron, pero se ve que las que diagnostican una complicación de este tipo son otras que escapan al protocolo de un embarazo sano y sin riesgo. Una sugerencia para las lectoras y lectores que viven en Buenos Aires, Argentina. NO VAYAN a hacerse ecografías fetales al IADT. No vayan. Yo me hice la correspondiente a la semana 36 ahí, a fines de marzo, por falta de turno en otros centros, y el ecógrafo que me vio me dijo que el bebé estaba perfecto, que pesaba más de 2700 kg y que venía bárbaro. Mi hijo nació el 25 de abril con 2200 kg. Revisando el informe que me entregaron en el IADT, en ningún lado especificaron el percentil de crecimiento del bebé. Ya lo sé, podría hacer un juicio terrible, pero me conformo con entender que por más juicio que gane nadie me va a devolver los gramos que mi hijo no ganó; entonces, mejor, prefiero dejar la sugerencia por escrito. A lo mejor, advierto a alguien.

Volviendo al tema, si bien me tengo que estudiar hematológicamente y mi médico me anticipó que para un segundo y eventual milagro debería, muy probablemente, usar heparina hasta la semana 38, quiero decirles que, a pesar de todo y de todos, SI SE PUEDE.

Cuando contemplo dormir a mi hijo me pregunto quién le dio la vida a quién. Y entonces aparece mi lucha. Esta lucha que continúa, que ahora tiene otro sabor porque la miro desde un escalón más alto, pero sigue.

Quiero decirles, con este post, y muy pero muy humildemente:


Que se puede. Sí se puede. Sí se puede. Aunque parezca que no, que no es posible, que pase el tiempo y la vida parezca cerrarse, aunque te caigas, te levantes mil veces y vuelvas a estrolarte contra la pared, aunque te acostumbres con el tiempo y una cuota amarga de resignación de que tal vez eso que anhelás y por lo que tanto, pero tanto luchás no ocurra, SÍ se puede. Sí es posible. SIEMPRE que se quiere enserio se puede.

Si hay algo que me deja este camino arduo de la búsqueda de nuestro bebé es la fortaleza, es el no bajar jamás los brazos, es seguir; aunque duela, aunque sangre, aunque todo esté nublado no importa, hay que levantarse y volver a apostar, a creer, a despegarse

Qué más puedo decirles. Ah, que pienso seguir escribiendo cacareos. No pretendo convertir al blog en una bitácora de pañales, cacas y demás, si no continuar con este arduo camino de la infertilidad. Y cuando digo <<infertilidad>> no digo esterilidad. Sé que conocen bien la diferencia, ¡pero cuántas veces he confundido los términos en días de llanto y desolación...!

Hasta la muy pronto próxima. 

Pd: Infertilidad, quería decirte que te cagué. ¡TOMÁ!

Vicky

viernes, 10 de abril de 2015

Dónde me quedé...

Hace tanto que no escribo acá que no sé bien por dónde empezar. Ayer pensaba en el blog, en ver desde qué fecha me paro para continuar con estos relatos y cacareos por momentos tan fuertes, por otros tan apagados, y resolví que a lo mejor está bien hacerlo desde ahora, como salga. 

Hace unos meses, unos cuantos meses, cambiamos de médico. Con mi marido empezamos la búsqueda de nuestro bebé hace más de tres años, convencidos de que quedar embarazados era una cuestión de tiempo (CORTO tiempo) y de nada más, "a divertirse". Pero nos encontramos con que nos costaba, y nos costaba mucho aceptar que nos costaba (al menos a mí). Había algo en mi interior, muy en el fondo, una especie de mandato, norma, o de inflexibilidad muy grande que no me permitía ser infértil o mejor dicho, tener dificultades para concebir (o al menos y siendo positiva, "un poco más de dificultades" que otras mujeres). No me lo podía perdonar, me autoexigía mucho, aun cuando no lo gritara a los cuatro vientos o lo charlara con nadie... Había una Victoria que fajaba con la mente a la otra pobre desgraciada que hacía todo lo que le indicaban y que, sin embargo, no lograba concebir un bebé. Yo sabía que era injusto lo que hacía conmigo, pero se trataba una conducta casi inconsciente y muy difícil de manejar; por eso, al principio me vi envuelta en miles de consultas pedorras en Internet, presuponiendo diagnósticos, inventando etiquetas, especulando sobre cuestiones médicas que no entendía muy bien pero que seguro alguna forista conocía la respuesta.

viernes, 3 de abril de 2015

♫ "Volver... con la frente marchiENALTO. Siempre en alto.

Después de muchos meses de ausencia, volví. Acá estoy *saluda con las dos manos*

Volví porque un día me encontré releyendo las publicaciones de hace más de un año y sonreí. Entonces me dije, "debería volver a escribir, a cacarear, a contar novedades, a buscar a los y las lectoras que dejé ancladas... ¿por qué no?".

Sigo siendo Vicky, disfrazada de un usuario que ahora no sé bien cómo sacar o configurar para sacarle la careta al blog.... pero bueno, supongo y espero que a pesar de eso me sigan leyendo. Tampoco creo que lo consideren demasiado importante, después de todo, el objetivo de estos relatos es compartir experiencias que tocan más allá de cómo nos llamemos o de dónde vengamos.

Han pasado muchas cosas en estos meses. Muchas. Me gustaría contárselas de a poco, porque eso es lo que cada ciclo merece; una atención detallada con cada letra, con cada lágrima y con cada sonrisa.

A las que se han suscripto a las publicaciones, las saludo y les digo ¡HOLA! Efusivamente, con ganas de volver a entrar en contacto y con ganas de que compartamos cómo estamos a la fecha con nuestro deseo más anhelado: SER MAMÁS.


Hasta la próxima muy próxima.
Vicky

domingo, 19 de enero de 2014

Acá están, estos son... mis pedacitos

Me pregunto si necesitaré un psicólogo, no sé, a veces siento que no puedo sola, que no puedo con esto, aún cuando tenga un espacio como este para escribir y escribir, y vomitar toda esta angustia que me pesa demasiado, y que reduce todo mi optimismo a una cachetada fuerte que me llena de lágrimas, porque hago todo lo que tengo que hacer, mi marido también, todo lo que nos dicen que hagamos, porque confío en los médicos, en Dios, pero no alcanza, no sirve, no depende de nada de lo que hacemos. Es terrible.

Me pesa mucho esta cruz y hoy siento que no puedo cargarla. La vida, la infertilidad, no sé qué carajo, me ha quitado la fe en mi. No me parece justo y siento que me convierto, con el tiempo, en la calladita de los asados familiares (y que antes solía ser tan divertida, tan segura de sí misma, tan afortunada), en los cuales somos tíos por default y nos reducimos a dar mamaderas a los sobrinos sabiéndonos desesperados por criar a nuestros propios hijos. Ya no se trata de escaparle al dolor, porque por más de que corra la tristeza me alcanza igual.

Estoy sufriendo, y si bien puedo elegir cómo hacerlo, es muy difícil optar -siempre- por la alternativa más liviana. Sé que el motor que me llama a ser mamá suena cada vez más fuerte, como si con cada negativo ese deseo creciera en forma exponencial para llenarme de fuerza de nuevo, para poder seguir luchándola...

Este fue mi tercer ciclo con clomifeno y nada. Puede que esta droga sea "la continuación de un camino" porque sé que hay mil tratamientos diferentes y este es el "primer paso", pero créanme que el primer paso me agarra cansada. Es que estuvimos 2 años intentándolo por vías naturales sin lograrlo, con un médico PELOTUDO que me decía que era una ridícula en ponerme ansiosa porque todo estaba bien.

Y TODO NO ESTABA BIEN.
No siempre.



No sé, no sé si me llevo bien con esta droga o qué. Mis gráficas, mis tetas, mi cuerpo todo es de libro de reproducción, y no me refiero por lo aparentemente infértil... si no porque con el clomifeno (y la vitaminas que vengo tomando) se comporta maravillosamente bien. A ver, tengo calor cuando lo tomo y tal vez me duelan un poco los ovarios de más al ovular... pero en las dos veces que ovulé con ellos se confirmaron ciclos de película, en los que mi temperatura sube cuando tiene que subir y se mantiene milagrosamente alta, prolijita, hasta que baja y aparece la puta de mierda.

lunes, 13 de enero de 2014

¡Batucada de corazones!

3 ciclo con clomifeno. A ver qué pasa. ¿Les dije, verdad, que me seca como la gran P.... pero buen, Vicky se ha informado lo suficiente como para diferenciar los lubricantes que matan al esperma de los que no; aparentemente, aquellos que no tienen glicerina, son "fertility frendly".

Hace unas semanas volvimos de unos días en la costa para recibir el año, felices, y me compré el famoso Pre-Seed. Vamos a ver. Total, perdido por perdido... Mi marido empezó también a cuidarse un poco más, porque el espermograma de hace 2 años no es el mismo que ahora. Es decir, sigue estando bien -gracias a Dios- desde la mirada médica... pero 30 años son 30 años. Así que algunas vitaminas no vienen mal.

El cóctel que me sumé al clomifeno, sabiendo que es un antiestrógeno, es el siguiente: levadura de cerveza entre las comidas, germen de trigo y maca andina bajo indicación médica. Si vamos a estar robustas, ¡ESTEMOS RUBUSTAS! 

¡YEAH!

En unos días nos vamos de vacaciones, así que ahí si aprovecharé para descansar de todo esto.


Como es una época especial de año, es decir, que mi médico se toma vacaciones, luego salgo yo o nos cruzamos, etc, la indicación fue: "Tomás por 6 días. Y te olvidás. Podría pincharte y monitorearte, pero justo nos cruzamos, tal vez es mejor probar un ciclo más así y luego, repetís hormonales. Por las dudas, antimurellana". A la par tomé la medicación y vitaminas, además del amor desaforado que me une a mi marido :). Y el Pre Seed.

Estuve leyendo experiencias sobre el famoso lubricante, déjenme aclarar algo: está comprobado que ayuda a que el esperma sobreviva más tiempo que al usar otros lubricantes. A ver, LO IDEAL ES NO USAR NADA. Lo ideal es el flujo femenino y nada más. Pero, en mi caso, como el clomifeno me seca, lo compré para ayudarnos un poquito más. El Pre Seed puede lograr a que el esperma llegue sin tanto problema a las trompas... Ahora, que ovule y se fecunde el óvulo... ese es oooooooooootro capítulo que en nada nos involucra. Ni a mi, ni a mi marido, mucho menos a un lubricante.

En fin, decirles que como no tuve monitoreo, esta vez, me tomé la temperatura a ver qué pasaba... Es que, mi GRAN desafío es ovular. Tuve unos dolores de ovarios interesantes, pinchazos, ¡habría una guerra ahí adentro...! TRISTE porque llegamos al día 14 y mi temperatura no subía :( Es decir, lo hacía pero de a un grado, muuuuy relajado. Hasta que el día 18 me subió de un saque a 37! Es decir, venía:

12. 36.2° (corazón)
13. 36.3° (corazón)
14,.36.4° (corazón)
15. 36.4°
16. 36.6° (corazón dos veces)
17. 36.5° (acá lloré. ¿Cómo es que no ovulo...? No hubo corazón, para qué, si la temperatura no sube hace días!!!)

18. 37° (me quise matar, LITERALMENTE. Pero bue, por si acaso, corazonazo pero de noche)


A ver, tengo esperanzas relativas porque, como vieron, los corazones están pero tal vez NO JUSTO cuando era el mejor momento (algo que suele pasarnos seguido). Me serené, sin embargo, recordando esto de que el esperma vive al menos 3 días -en buenas condiciones- y bla, bla... Entonces nada, VIDA, QUE LO SEPAS:

Hice todo lo que pude, hicimos todo lo que debíamos hacer.
Aun así, sé que hay veces que las cosas no salen como esperamos.
Pero a veces sí.
Esta es mi cara de buena vibra. Tiene que poderseee

Estoy aprendiendo. Dale, por favor, Vida, ayudame.
Ayudame a quedarme embarazada.