miércoles, 4 de diciembre de 2013

Monótona, ¿yo?

Después de empezar a acostumbrarme a la idea de que en fertilidad 2+2 es 70 (o que milagrosamente podría llegar a ser 4), activé el Twitter de Claudia y me emocioné al recibir un mensaje privado de un hombre que no conozco -sí, de un marido y actual padre de Pedro, que luego de muchos intentos y tratamientos me contaba que su mujer dio a luz a su adorado y esperado hijo- alentador, que me animaba a no bajar los brazos, a decirme que LUCHE POR ESTE SUEÑO Y QUE JAMÁS, pero jamás, baje los brazos.


Walt Disney (GENIO)


Gracias desde acá a Héctor y también a tod@s los usuarios que solidariamente me han dado un "follow back", porque anoche experimenté la maravillosa sensación de no sentirme sola o tan extraña en un círculo familiar y de amistad en el que, por supuesto, la fertilidad abunda -o es un tabú, una mancha extraña que no se admite porque vamos, que todos nacemos con el chip de que algún día nos reproduciremos- y, lógicamente, no comprende el camino montañoso que una transita. Sé que lo intentan. Pero no podrán jamás dimensionarlo (¡y eso es tan injusto para los que lo sufrimos!). Cada dolor es privado, sea cual sea. Hoy me toca lidiar con la infertilidad, pero una mira hacia fuera y si quiere ver objetivamente la vida, verá que hay gente que la tiene negra.

Volviendo al tema de este blog, amanecí leyendo esta nota que BabyCenter publicó escrita por Noemí (en Twitter, @semepasaelarroz), otra luchadora nata en esta búsqueda de parir hijos. Noemí, te admiro. A ti y a tod@s los que estamos en este camino de lucha, es imposible caminar a solas. Además, decirte que me río mucho con tus publicaciones y desde aquí, sin conocernos personalmente, te felicito y pido a Dios que te bendiga en tu merecido embarazo.

Es que todas las que estamos en esta tertulia merecemos ser madres. Yo al menos, lo necesito. No sé, viene conmigo, está en mi ADN. Entonces, ¿cómo es posible que la genética resulte tan contradictoria? A ver, si este deseo ardoroso me viene tatuado, es de fábrica; ¿qué catso de mis mitocondrias no coinciden con este sueño que se interna cada vez más en las víceras con cada negativo, con cada ciclo anovulatorio...?

Chicas, si hay algo que temo en toda esta búsqueda es caer en la monotonía. Pero no lo permitiré. Hace unos días que empecé a leer Los enamoramientos de Julián Marías (PEDAZO de escritor) y hay mucho, pero mucho para subrayar. Una de las frases que comparto aquí es la siguiente: 

La incondicionalidad nunca es muy larga si se tiñe de monotonía. 

Chupate esa mandarina. Es cruel, pero es real. No quiero deprimirme y arrastrarme por la vida con este dilema, porque sería agotar a los demás -léase también a las personas que más amo- con temas que debemos transitar nosotros; por suerte, supe que no estoy sola y que hay lugares para charlar, compartir, vomitar o gritar estos temas: ejemplo, este blog. :)

Nuevo round, la infertilidad y yo. 

¿Rendirme? ¡TU TÍA! Sí, sí. ¡La colorada esa!

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